domingo, 2 de diciembre de 2007

Ecooooo...

Hace poco Juan Carlos Salas, director creativo de McCann, nos presentó la campaña del gorila de Cadsbury como un ejemplo de publicidad que renueva la marca, rompe con el sector y es creativamente excelente. Entonces surgió el debate sobre si era una buena campaña o no.

Es cierto que renueva la marca, es cierto que rompe con el sector y que poco más se puede hacer con un chocolate tan afianzado en el mercado inglés como Cadbury salvo ponerlo en boca de la gente (doblemente).

Pero hay que recordar que nuestro público no puede ser el sector de la publicidad y por eso muchas de estas cosas no las ves si no estás dentro. Ser rompedor es bueno si lo haces bien. Si no lo que consigues es cargarte una marca o al menos pegarle una estocada.

¿Que hablen de ti aunque sea mal es bueno? Yo creo que no. Es importante cuidar la comunicación hasta el último detalle porque es muy difícil crear y demasiado fácil destruir.

Así al romper una línea de comunicación de determinado sector estás haciendo que todo el mundo te mire, pero ay de ti si no dices algo interesante... Si vas a gritar para asegurarte de que la gente te oiga, asegurate primero que vas a decir algo a esa gente. Sino te mirarán mal y probablemente no te den una segunda oportunidad.

Por esto no entiendo a Cadbury ni a Benetton ni a otras muchas marcas, que gritan pero no tienen nada que decir.

2 comentarios:

LPLP dijo...

Lo quería haber escrito con la helvética pero blogger no tiene tanta agricultura. Sorry!

lavueltica dijo...

Nadie no tiene nada que decir.
Otra cosa es que decida no decir nada.

Es cierto que tienen algo en común Benetton y Cadbury. Pero no creo que sea el no tener nada que decir.

Es más, hay muchas más marcas que coinciden con éstas como BMW, Coca Cola y otras tantas marcas grandes.

Entonces hay que darse cuenta de que el no decir nada, igual nos plasma un mensaje mucho más significativo. Un alto, claro y grande:

¡SOY DIFERENTEEEEEE!

Soy diferente porque tengo más huevos que los otros clientes. Porque me da igual vender, mientras reserves un huequito de tu corazón a mi marca.

Y eso nunca lo conseguirá Freixenet (ya que hablábamos recientemente de él). Nunca entrará en mi corazón hasta que mi bienestar, mi entretenimiento, mis carcajadas, sean para ellos más importantes que su marca.

Yo entiendo y animo el entretenimiento de marcas.
¡Viva!